Iniciación

Luego de pasar por una serie de filtros ante mi deseo entrar en la Masonería, y después de los informes sobre mi honorabilidad la cual fue favorable, llegó mi día para ser iniciado.

Acepto, todo fue misterioso, la larga espera con mis ojos vendados en total oscuridad, para luego caminar algunos tramos y superar algunos obstáculos, claro está siempre acompañado, hasta llegar a un lúgubre y tétrico lugar, cuyas paredes negras y sus simbolos forzaron mi conciencia.

Estar allí encerrado por largo lapso, me dio tiempo para formular un análisis profundo y existencial, un viaje a lo profundo de mi interior en búsqueda de lo escondido, algo que no había hecho, pero que dentro del tiempo de reflexión, fueron aflorando sinnúmero de cuestionamientos fueron resueltos en un silencio que generaba ruido en mi mente, generando el deseo de ampliar y profundizar sobre el ¿Qué o quién soy? ¿De dónde vengo? y ¿A dónde voy?. En general en una total oscuridad de una vida profana, sin sentido, parcializada y sesgada, para ser luego conducido por una voz guía hacia las puertas de un templo, donde presentado de una forma particular, despojado de lo suntuario e indagado sobre mi voluntad para poder ingresar.

Mi afirmativa respuesta, no fue tranquila, ya que con posterioridad fui sometido a una serie de pruebas, donde se debía mostrar carácter, entereza e intelectualidad, donde también se debe gozar de fortaleza mental y de salud física, ante la evidente vulnerabilidad y desconfianza, palpando y percibiendo la conjugación de los elementos.

Toda una ceremonia, pese aun no poder ver y el estar en la oscuridad, se respiraba una sensación mística, cognitiva,  jerarquía y con celoso resguardo y custodia por profundos secretos aun sin develar, como guardias de valiosos tesoros.

Finalmente después de tanta oscuridad y retos, se me concedió la oportunidad de ver, en un estado de confianza guiado por una luz, de especial brillo que me guía hacia un camino por el oriente. Consciente de que existe un conocimiento que conquistar, una piedra que hay que pulir con fuerza y convicción, bajo unas herramientas: Una instrucción, un saludo, toques, símbolos y  palabras que no se deben develar al mundo profano.

Ser un aprendiz masón, todo un reto, en un largo camino hacia la universalidad y al conocimiento, pero sobre todo, siendo un eterno aprendiz.

Son las palabras de un recien iniciado en Nuestro Taller.

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *