1,6180… – Concepto

Pocas cosas son tan apasionantes para mi como aquellas que describen, a través de fórmulas o ecuaciones, el comportamiento de los fenómenos que nos rodean permitiendo interrelacionar (y de alguna manera predecir) lo que sucederá con determinado fenómeno a raíz de esa relación que lo describe. En astronomía, las leyes de Kepler describen el movimiento de los planetas alrededor del sol (no se debe dejar de mencionar el trabajo de Hipatía de Alejandría en este mismo sentido mucho tiempo antes que Kepler); la ley de atracción gravitacional que permite describir el comportamiento de los macro cuerpos en el espacio y las leyes de Newton y la teoría general de la relatividad de Einstein son algunos ejemplos de cómo matemáticamente y físicamente se puede describir el comportamiento de nuestro universo.

No obstante lo anterior, la ciencia siempre ha buscado “conseguir una sola teoría que describa todo el universo”1 con resultados que hasta el momento han sido infructuosos pero que han permitido la evolución de diferentes teorías al punto de suponer un universo autocontenido, teoría bajo la cual se cuestiona el rol del Creador. Pero más allá de esa discusión la cual solo es mencionada en este trabajo, la existencia de un número irracional (número que no puede expresarse como el cociente de dos números enteros) que se encuentra presente a lo largo y ancho del universo, permite suponer la existencia de una estrecha interrelación entre todos los elementos, seres y hasta comportamientos.

Este número que generalmente se conoce como número aúreo (también conocido como proporción áurea o divina proporción) corresponde al valor numérico que guardan entre si dos segmentos de recta a y b (siendo a más largo que b) que cumplen la siguiente relación:

La longitud total, suma de los segmentos a y b, es al segmento mayor a, lo que este segmento a es al menor b: [(a+b)/a]=a / b

Al número áureo a lo largo de la historia se le ha conocido con la letra griega phi (Φ) y cuyo valor numérico es 1,61803398…

A este mismo valor numérico tiende la división de dos números consecutivos de la sucesión de Fibonacci. Recordemos que la sucesión de Fibonacci se trata de una sucesión infinita de números naturales que comienza con los números 1 y 1, y a partir de ellos, el siguiente número se obtiene como la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, …

Pareciera no ser más que una total coincidencia la forma como la división de dos números consecutivos de la sucesión de Fibonacci se aproxima al número áureo, sin embargo, la presencia de este valor en la naturaleza y en el universo humanamente conocido nos deja poner en entre dicho tal coincidencia permitiendo entrever uno de los maravillosos sincronismos del universo.

1 Stephen Howking. Brevísima Historia del Tiempo; pág. 21. Drakontos Bolsillo.

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *